Eres un traidor, Vladímir, no bebes, ni una sola gota, cabrón, a pesar de los kilómetros de abedules quemados y esas voces roncas gritando que vamos a morir. Después de haber visto Moscú me haces esto, callarte, demasiado ebrio, puede que emborrachado por la vida te hayas dejado ir, mientras el tren llega precisamente a Vladímir.


No hay comentarios:

Publicar un comentario