El lunes 19 de diciembre de 2011, a las 12:45 p.m., llamaron a mi puerta. Se me cayó el alma a los pies. Sabía quién era. Hice caso omiso y seguí metiendo ropa en la maleta. Volvieron a llamar. Sabía que estaba dentro, y no pensaba irse. Finalmente dejé lo que estaba haciendo y abrí la puerta.


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